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En un mundo cada vez más consciente de la importancia de la sostenibilidad y la eficiencia energética, las certificaciones de edificios verdes han ganado una gran relevancia. Dos de las certificaciones más reconocidas en este ámbito son EDGE y LEED. Ambas buscan promover prácticas de construcción sostenibles, pero cada una tiene sus propias características y enfoques.
La desmaterialización en la arquitectura se refiere a la reducción de la cantidad de materiales utilizados en el proceso de construcción, sin comprometer la calidad y funcionalidad de los edificios. En pocas palabras, se trata de hacer más con menos. Esto implica utilizar materiales más eficientes, reducir el consumo de recursos naturales y minimizar los residuos generados durante la construcción y demolición de edificios.
Esencialmente, los resultados que se obtienen en un análisis por huella de carbono nos permiten realizar comparaciones entre las potenciales emisiones de distintos materiales y como contribuyen al calentamiento global tanto por sí solo, como colocado dentro de un sistema más grande, que es la construcción.
Desde hace tiempo se han realizado estudios enfocados en medir cual es el impacto ambiental que provoca el sector de la construcción alrededor del mundo. “Estos impactos se asocian a los materiales, la maquinaria empleada, las técnicas que se apliquen, a las condiciones geográficas donde se ubique la construcción, y la demanda de energía y recursos durante su uso”
LEED es una certificación que se transforma a la vez que el entorno y el contexto de las ciudades cambian. Se actualiza y responde a las nuevas necesidades que demandan las nuevas realidades. Por ello, dentro de los criterios que evalúa, incluye la innovación como un criterio, que si bien, no está aislado de los demás, cuenta con rubros propios a considerar.
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